lunes, 16 de julio de 2007

Bienes democráticos

Sigo pensando la ciudad. Miro la cantidad de veredas tomadas por camiones cementeros, la cantidad de fechadas que esperan tras un telos de afiches descubrir sus nuevas caras. Escucho el permanente taladrar, martillar, golpear propio de la construcción. Y paseo mirando aqui y alla como cambia la ciudad.
Pero hay algo que me deja atónito y me ensombrece: cuanto más se construye menos se ve el sol. Y me puse a pensar que en principio esa enorme masa candente que ilumina nuestro planeta entre otros es, naturalmente, un bien democrático. Como en Argentina a veces hay que explicar hasta lo obvio, debo decir que me parece evidente que dentro de los elementos que se necesitan para vivir la luz solar es una de ellas. Llevado al extremo, tal vez el emprisionamiento más terrible es aquel en donde uno esta privado de ver la luz del sol.
Pues bien, creo que la forma en la que se construye esta ciudad está haciendo la luz solar un bien cada vez más privado y por ende, menos democrático. Este no es un fenómeno nuevo, y es evidente que cuando se construye en altura se relega a la sombra lo que queda abajo.
Fue entonces cuando me vino a la mente una catarata de imágenes de películas yanquis de los 80 y 90, aunque ahora que lo pienso creo que Metrópolis hizo escuela. Pienso en películas como el 5to elemento, y en tantas otras películas en donde la ciudad se divide en dos ciudades. La ciudad de arriba es aquella que goza de la luz. En general es presentada como aquella en donde la tecnología y la civilización avanzan (aunque de una forma caótica y muchas veces autoritaria). Y la ciudad de abajo presentada como oscura, contaminada, en genreal entre la bruma o neblina. Donde permanece la escoria social viviendo una vida de subsistencia. En general alli permanecen valores más humanos entre la gente dado que su vida resulta más esencial.
Esta división urbana entre aquellos que tienen acceso al sol y aquellos que no lo tienen se me hace cada vez más évidente en esta ciudad. Y mi poca experiencia urbanística internacional me lleva a sospechar que es propio de la forma de construcción típica de Estados Unidos. Pienso en esos gigantes buildings donde los exitosos estan en las alturas mirando el resto de la ciudad se pierde en las sombras. En términos más ideológicos creo que es una sociedad de movilidad social democrática pero con roles sociales estructurales no democráticos.
Debo confesar que esta apreciación no se fundamenta en mi experiencia. Pero contrasto lo que veo en películas y en libros sobre Estdaos Unidos con lo que ví en Europa. Allí las sociedades concientemente jerárquicas y aristocráticas expresan sus diferencias sociales urbanísticamente hablando en terminos de magnicidad de la construcción, en términos de superficie (dado lo reducido del territorio), pero muy rara vez en términos de altura. Y ahora que pienso, creo que las únicas excepciones son las iglesias y catedrales, o las torres (como las hay en Bologna). En las ciudades europeas la distribución de la luz solar responde más a su forma histórica de urbanización que a una idea social de acceso a el bien democrático por excelencia, aquel que nadie puede controlar (aunque Montgometry Burns, avalando mi pensamiento, ya lo haya intentado). En Europa no hay dentro de las ciudades grandes masas de edificios que hagan una división socio-urbana vertical. Tanto menos en las ciudades soviéticas. Y por lo poco que conozco de Asia arriesgo a decir que sólo aquellas ciudades que se contruyeron siguiendo parámetros estadounidenses (aunque sumados al problema de escaces de tierra) son las que tienen esta privatización de la luz solar. Pienso en Hong Kong, Seul, Singapur. Extraña sorpresa me llevé en Kuala Lumpur, una ciudad que se acerca más a mi idea de contrucción en altura, ya que sus innumerables torres estan separadas entre ellas de modo tal que permiten tanto la libre circulación del viento como un acceso más democrático a la luz solar.
Llegando de vuelta a Buenos Aires no puedo dejar de percibir que se genera cada vez más esta brecha entre los que habitan (y más aún habitarán) en los nuevos edificios de altura, y que estan creando por oposición una ciudad de los bajos, una ciudad que ira quedando cada vez más oscura, y cada vez más estigmatizada.
La privatización de la luz solar es una forma de emprisionamiento hacia aquellos que se ven privados de la luz solar. Y a pesar de que todo avance tiene sus costos, lo que está en la esencia de esta reflexión es que esos cambios por progreso se realicen con la plena conciencia de las implicancias de las consecuencias que de éstos actos derivan. De allí en más se buscaran soluciones en el mejor de los casos, o se normalizaran las injusticias en el peor.

jueves, 5 de julio de 2007

edificios de medianera

Es notorio para aqeullos que vivimos en Buenos Aires ver que el crecimiento de la ciudad en estos años se da cual metrópolis en el espacio vertical. Los edificios de altura estan rellenando la ciudad, la estan superpoblando y le estan dando ese aspecto macizo que tan pocos espacio libres deja para que la ciudad respire.
Personalmente soy partidario de la construcción de torres ya que estas poseen espacios libres, a veces parques o jardines más o menos bonitos (los hay muy interesantes en Paris) entre ellas. Además ofrecen mayor circulación de aire, la sensación de que uno no vive hacinado, y la posibilidad de independizar las paredes laterales del edificio respecto a otros.
Es decir, más alla de su presencia predominante en la ciudad de Buenos Aires, creo que los edificios de medianera son un artefacto urbano que perjudica no sólo la estética de la ciudad, sino aun más la calidad de vida de sus habitantes.
Analizemos algunas características.
Los edificios de medianera, cuando son hegemónico, formando un bloque macizo en cada cuadra generan falta de espacio libres, la senasación de pesadumbre y la idea de que uno recorre un tunel. Pensemos en Santa Fe, o en Barrio Norte en su conjunto. Cada vez más es la situación en Belgrano o Caballito.
La densidad de población que estos edificios concentran, dada la "racionalidad" que hace de los departamentos cuasi gallineros, potencian los problemas típicos de la ciudad como ser el caos de tránsito, la contaminación sonora, los problemas de residuos, aguas. Evidentemente esta "racionalidad" constructiva atenta contra una forma más inteligente de pensar una ciudad y su crecimiento que privilegie algun mínimo de calidad urbana.
Los edificios de medianera hacena a la ciudad más miserable. Pengamoslo en terminos comparativos: si Hong Kong construye sus edificios pegados unos al lado del otro, edificios en altura con departamentos minusculos con techos que a veces no alcanzan los 2 metros, es entendible dado lo reducido de su espacio geografico horizontal. Pero que Buenos Aires, la reina del Plata, la puerta de la pampa, aplique la misma logica de construcción me parece no sólo una limitación mental por parte de gobernantes , constructores y arquitectos, sino también que el resultado de esta práctica termina haciendo de Buenos Aires una ciudad sin belleza estética, con muchos problemas urbanos, y con el único sentido de ser un gigante dormitorio de 3 millones de trabajadores.
El hacianamiento comienza ha hacerse evidente. En esta ciudad si se tienen los 8 metros y pico de frente que establece el gobierno se construye inmediatamente un horrible edificio de medianera. Y el problema no es el edificio de medianera en si, sino su construcción en masa. Al construirlos en bloque no se tienen en cuenta los efectos sobre la ciudad como conjunto. Una vez más en la Argentina, la lógica del yo hago lo que quiero y me cago en el resto predomina, aun entre los profesionales educados. Y una vez más el gobierno piensa en que comemos mañana en vez de sentarse a pensar un fenómeno de la enorme magnitud como la que desde hace algunos años viene viviendo la construcción en Buenos Aires.
Pero esta ciudad da algun tipo de revancha. Su misma lógica metropolitana hace que cuando se piense un plan, cuando nos encaminemos en una construccion de ciudad inteligente, no vacilaremos en destruir lo que hoy se construye con tanta negligencia urbana. Es verdad que no se podrá tirar abajo la ciudad y empezar de cero. Es verdad que muchas de las aberraciones que hoy se construyen no son más que la generación de los problemas del futuro.
La historia nos muestra que cuando la ciudad necesitó renovarse, modernizarse, entonces se pensó la ciudad y se realizaron la 9 de julio, la avenida de mayo, la panamericana, diagonal norte y sur. Hoy en dia la ciudad desborda el centro de la ciudad, y las reformas haussmansianas deberan llegar tambien al conjunto de la ciudad.
Las vias de los trenes son un punto esencial por donde debe comenzarse el pensamiento de una ciudad en donde Colegiales, Caballito o Liniers ya no son estaciones en un despoblado. Estan en plena ciudad y las vias que en su momento tuvieron un sentido conector hace ya tiempo que son divisorias problemáticas.
La ciudad debe pensarse a si misma. Los problemas deben abordarse con inteligencia más o menos racional, pero menos "economicista" (en el sentido miserable del termino).
Los edificios de medianera vienen en masa. Se construyen rápido, lo más rápido posible, porque nunca se sabe cuando va a terminan el boom de la construcción (en la ciudad abundan los esqueletos de edificios que no se terminaron porque se les rompió la ola de capitales). El edificio de medianera representa el pensamiento cortoplacista de la sociedad en su conjunto. El edificio de medianera implica una disminución de la capacidad creativa que tiene o debería tener los arquitectos e ingenieros, que a veces incluso ellos son víctimas de los grupos constructores.
La medianera es la expresión miserable de utilización del espacio en sentido economico. La medianera es tambien el espacio que democratiza los problemas (cuantas veces la humedad del vecino o su deseo de construir ha destrozado nuestras paredes). La medianera es la prueba fehaciente de la incapacidad de pensar la ciudad combiando practicidad, estetica y urbanidad.
Y los edificios de medianera que se construyen actualmente son en numerosos casos un crimen urbano: tiran abajo casas (viejas o modernas) que aportaban belleza, aire, ganas de pasear por la ciudad, para construir esos insulsos edificios que solo traen más gente.

Espero que el daño no sea irreparable, y si lo fuera esperaré ansioso el momento en que alguien piense la ciudad y trate de reparar estos errores.

miércoles, 18 de abril de 2007

¿dónde fueron a parar los dictadores? capítulo 1

En las últimas clases de Europa contemporánea estuvimos charlando acerca del Fascismo, de Mussolini, y de aquellos movimientos carcaterísticos del período de entreguerras. Pues bien, la historia de Hitler y su Eva Braun, su suicidio cuando los rusos estan en las puertas de Berlin, es conocido. La historia de Benito Mussolini y su amante Clara Petacci tuvo un final más trágico para ellos ya que no les cabió la posibilidad de elegir el suicidio y fueron fusilados en circunstancias aún no muy claras.
Pero la pregunta que a mi me surgió fue acerca de la forma en la que murieron, sino el que pasó después, es decir ¿qué pasó con los cuerpos de Hitler y de Mussolini?

Demos por obvio que no sólo los seguidores de un lider derrotado o próximo a la derrota buscan preservar la integridad del símbolo corpóreo (basta recordar la travesía del cuerpo y luego la cabeza de Lavalle), sino que además los enemigos próximos a vencer reclaman ese símbolo como trofeo de guerra, como demostración de poderío y/o superioridad, y como prueba necesaria para dar constancia histórica de la victoria. La captura del cuerpo del líder es equivalente a la captura de una bandera en batalla. Y es entendible que su valor simbólico haga que muchos esten dispuestos a dar hasta la vida para preservarlo de las manos enemigas.

Bajo esta lógica propia de vencedores y vencidos que llevan a una disputa por el mismo "objeto" simbólico lleva a ambos bandos a pensar como capturar y preservar ese simbólo. Es entonces que los finales de Hitler y de Mussolini expresan los dos resultados diferentes de esta misma lucha.

El caso de Hitler ha sido media victoria simbólica para el Nazismo en tanto la muerte del líder está sometida a su propia decisión . Los vencedores se quedan así sin la posibilidad de hacer justicia. Pero logran igualmente destruir el búnker, encontrar el cadaver, y tiempo despues quemarlo y arrojar las cenizas al río, privando de esta forma a cualquiera de sus seguidores de tener un sitio simbólico donde recordarlo, hacer patente su presencia y peregrinar hacia él.

El caso de Mussolini es opuesto. Su muerte es decidida por sus captores (deciden fusilarlo), su exhibición pública colgado de los pies representa la humillación del derrotado pero sobre todo la impotencia de quien aspiraba a detentar todo el poder. Así es como los vencedores obtienen su recompenza y pueden hacer justicia. El punto es que cómo el cuerpo de Mussolini queda en manos de sus enemigos, y este es preservado para su exhibición, la pregunta es ¿que pasó luego? Es aquí donde llega la respuesta paradójica de la historia. El cuerpo de Mussolini, luego de su fusilamiento y de su exhibición pública pasa a ser "recuperado" por tres simpatiantes fascistas, quienes se lo dejan a un sacerdota para que lo resguarde. Esta sacerdote solo lo entrega cuando se le garantiza que los restos de Mussolini podrían ir al panteón familiar. Y es allí, en la pequeña ciudad de Predappio que se encuentra su tumba.

Creo que no es menor el peso simbólico de las tumbas. Demos nuevamente por sentados las cuestiones clásicas respecto de las tumbas, los cementerios, el culto a los muertos, la evocación de aquellos que nos precedieron, etc. Pensemos en la tumba en tanto espacio físico que reemplaza simbólicamente al cuerpo en vida. Digamos que si uno quisiera saludar a alguien tiene que ir a encontrarlo. Y si esa persona esta muerta tiene que visitar su tumba. Es es en este aspecto que se disinguen Hitler y Mussolini: el primero no tiene su espació físco simbólico en el presente y su figura pasada ha sido demonizada bajo parámetros morales, mientras que Mussolini sí posee su tumba y, además se encuentra en el seno de su familia y de la tradición católica italiana, con lo cual su figura simbólica ha sido inscripta en la historia italiana bajo parámetros políticos.

Estas son épocas en donde algunos brotes neonazis son visibles de tanto en tanto. Y aunque ni la idea ni el contexto sean los mismos que durante el Tercer Reich y, a pesar de que los neonazis sean fanáticos adoradores de una idea racista y por demás estúpida que no tienen la fuerza de la propuesta filosófica-política que proponía el nazismo en el contexto de su época, es positivo el hecho de que no tengan la posibilidad de visitar la (inexitente) tumba de Hitler. Lo que me sorprendió fue aprender que Mussolini no generó el sentimiento de "nunca más" que lleva a que no se den espacios simbólicos que evoquen un pasado nefasto. De alguna forma, a pesar de que su muerte fue más violenta e involuntaria, la preservación del cuerpo y la figura simbólica de Mussolini han salido netamente más favorecidos que las de Hitler.

Imagino que a pesar de esta posibilidad de evocar la figura de Mussolini no han surgido grupos neofascistas que se pretendan continuadores directos de la experiencia de Mussolini, cómo si se encuentran en el caso de los neonazis.

Obviamente la posibilidad de poder presentar estas dos imágenes de Mussolini, y NO tener la posibilidad de hacer algo similar respecto a Hitler esta en consonancia con la idea de esta reflexión. Así como aqui vemos el contraste entre un Mussolini expuesto y humillado y luego enterrado (hasta con busto), y la ausencia tanto de fotos de Hitler matandose o ya muerto pero tampoco de una tumba consagrada a su recuerdo.

domingo, 15 de abril de 2007

Algunas tradiciones aseguran que para el hombre no hay persona con quien uno se sienta más cercano que con su adversario.
Es así que uno escucha gente decir que "para hacerse amigo inseparable de alguien uno tiene que haberse agarrado a trompadas con él". Otros aseguran que "la esencia de las personas se muestra en la forma en que se combate". También estan aquellos que para testear a los pretendidos novios de sus hermanas deben aporrear al candidato para comprobar de que acero esta hecho.

El caso es que en el fragor de la lucha uno siente una cercanía intima con su adversario. Esa intimidad que se comparte en ese espacio común que es la lucha, los adversarios se vuelven protagonistas solidarios en esa obra. Es así como, indefectiblemente, uno siente la necesidad del otro, cualquiera sea el causa que motive la lucha.

Más allá de estas palabras desordenadas, se me ocurrió decir dos palabras acerca del respeto y la amistad con el adversario.
El profundo respeto que uno siente por su adversario es un respeto que para mí sólo es comparable al que le tengo al mar cuando desafío su fuerza avalanzándome sobre sus olas. Respeto que tambien se puede traducir en admiración. Admiración que no es sumisión ante la fuerza sino que se manifiesta mayormente en la forma en que pelea el adversario. Por ende, admiración que funciona en sentido positivo y negativo (léase: "que bien que pelea" o "pelea sucio").
Además del respeto está la amistad. Amistad en el sentido de que los adversarios comparten una experiencia en común, una vivencia de la que son protagonistas y que les es propia. Tal vez el único punto de comparación sean las experiencias sexuales. Dos personas unidas en una experiencia común, intraducible y no fungible.

Esta inocua reflexión debe terminar con los guantes puestos o como los muchachos de la foto!!